Profesora UNIS ingresa a la Academia Guatemalteca de la Lengua

Publicado por: jeronimo

“La lengua ha sido desde siempre mi aliada”, escribió Cecilia Echeverría Falla en su discurso de ingreso a la Academia Guatemalteca de la Lengua (AGL), correspondiente a la Real Academia Española. Ese amor por las letras se hizo patente el 22 de octubre de este año, cuando los demás académicos le dieron la bienvenida para ocupar un puesto junto a ellos. 

La AGL es una institución con más de 130 años de trayectoria que vela por el uso correcto del español y que puede tener 24 miembros de número: escritores, filólogos, filósofos, periodistas y todo tipo de profesionales que tienen un especial interés por el castellano. Entre ellos se puede mencionar al historiador Agustín Gómez Carrillo, al poeta Juan Fermín de Aycinena y a la escritora Luz Méndez de la Vega, que son solo algunos de los personajes que anteceden a la nueva académica en las filas de la organización. 

Cecilia Echeverría Falla estudió la licenciatura en filosofía en la Universidad de Navarra y, posteriormente, obtuvo un doctorado en filosofía en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz. Ha sido catedrática de filosofía y teología en países como Italia y Costa Rica, y ha publicado distintos artículos en revistas internacionales. Actualmente es profesora de Pensamiento Filosófico, Ética y dirige el curso “Vuelve la magia del Quijote” en la Universidad del Istmo (UNIS), donde procura fusionar sus conocimientos en filosofía y literatura. 

Por primera vez en la historia de la AGL, la ceremonia de ingreso se llevó a cabo a través de la plataforma Zoom, lo cual permitió que se unieran 56 invitados desde distintos lugares del mundo. Gustavo García Fong, secretario de la Junta Directiva, presidió el evento y dio la palabra a Raquel Montenegro, la directora de la Academia, para que diera la bienvenida a los asistentes. Posteriormente, Echeverría Falla pronunció el discurso titulado “Repensar el Quijote a la luz de la filosofía narrativa de Alasdair MacIntyre”.

Las palabras de la filósofa transportaron a los invitados a “un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme”, donde ocurrieron las aventuras de don Quijote y Sancho, su fiel escudero. Comparó el hacer y andar de los personajes cervantinos con la estructura narrativa de la vida humana: con sus nudos, sus actores, sus giros inesperados y sus posibles desenlaces, que solamente pueden ser determinados a través de cada acto pequeño que “suma puntos” para llegar a la meta.

A criterio de Echeverría Falla, “un profesor de filosofía debe apelar a la literatura para iluminar lo universal a través de lo concreto, debe recurrir a los relatos literarios para llegar a la idea a través de la imagen, y (…) saber apreciar en el símbolo la irradiación de una idea”. Eso es precisamente lo que ella ha hecho durante las casi tres décadas en las que ha ejercido como docente, y por lo que sus alumnos la recuerdan en las asignaturas posteriores al responder una pregunta de su siguiente profesor y pensar “eso me lo enseñó Cecilia”.

Al terminar el discurso, la académica Ana María Urruela de Quezada dio las palabras de respuesta, como suele hacerse en las ceremonias de ingreso. Resaltó que “sus antecedentes académicos la definen (a Echeverría Falla) como una valiosa intelectual” y la felicitó por haber plasmado el valor de don Quijote de forma actual. 

Urruela también apeló a la última parte del discurso de Echeverría Falla, en la que la autora resalta la dimensión dialógica, no solo del Quijote, sino de la existencia humana en general, y donde invita a ser solidarios en lo cotidiano porque “no se puede vivir a fondo la vida y disfrutarla de verdad sin la práctica de la solidaridad que, en su versión más humana y sustancial, conocemos como amistad”.

Posteriormente, la subdirectora de la AGL, Guillermina Herrera Peña, también dio una calurosa bienvenida a la filósofa y admiró la forma en que resaltó la necesidad de las narraciones en la vida, y su manera de repensar a don Quijote como lo que es: un personaje que comprende al ser humano con sus virtudes y sus vicios, con sus vaivenes y con la riqueza que hay en él.

Sin duda alguna, la doctora Echeverría Falla hará grandes aportes desde su nueva etapa como académica, seguirá inspirando a sus alumnos a ser mejores con un sentido, y aplicará el “saber para servir” impregnado en el espíritu de quienes forman parte de la Universidad del Istmo.

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