Un vistazo a la vida de un psicólogo clínico
Ser psicólogo clínico conlleva determinación y trabajo duro, pero llena de satisfacción al ver los avances de los pacientes. Michelle Cancinos, licenciada en Psicología Clínica por la Universidad del Istmo (UNIS), ha atendido a adolescentes y niños con dificultades académicas o emocionales desde hace tres años en una clínica particular.
Su jornada diaria inicia desde un día antes cuando repasa su agenda y prepara todo el material para atender a cada paciente según el plan terapéutico de sus sesiones. Se centra en trabajar dos problemáticas: las dificultades de desempeño académico, donde les brinda un programa de desarrollo de funciones ejecutivas directamente en su hogar para mejorar sus capacidades de atención y organización, y los problemas de conducta, como agresividad, impulsividad o conflictos sociales.
Durante la sesión presta atención a los indicadores que puedan surgir por si necesita referirlos con otro psicólogo para realizar una evaluación más específica. Explica que el tema del diagnóstico es delicado, ya que se tienen que tomar en cuenta distintos factores, pues las guías DSM-V (la quinta versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría) o el CIE-10 (Clasificación Internacional de las Enfermedades) no son un determinante.
Para Cancinos, el ser psicóloga clínica implica poseer certeza de que las intervenciones aplicadas son lo mejor para el paciente, además de una férrea determinación para mantener un punto de vista objetivo y evitar que se tome la situación de las personas como propias. “El trabajo de un psicólogo es desgastante emocional y mentalmente. Considero importante definir el tiempo y área de trabajo, ya que muchas veces es difícil desconectarse del trabajo al regresar a casa”, explica Cancinos.
El amor a su profesión la impulsa todos los días. Una de las cosas que más disfruta de su profesión son los avances de sus pacientes. “Ver como mis pacientes evolucionan y poco a poco dejan de necesitar mi apoyo, pues utilizan las estrategias proporcionadas o bien crean las propias, es lo que me motiva”.
El pénsum de la UNIS preparó a Cancinos en la teoría y en la práctica de la Psicología Clínica, dándole seguridad en sus procedimientos, pero también le brindó cursos enfocados en otras áreas que complementaron su formación. Según cuenta ella: “Nunca imaginé tener una clase de finanzas o las de humanísticas que eran de área comunes, las cuales realmente complementan el aprendizaje. Considero que esa globalidad de enseñanza me permite hoy desarrollarme como una psicóloga profesional. Definitivamente aprendí a Saber para Servir”, el cual es el lema de la Universidad del Istmo.
A los estudiantes de Psicología Clínica y a los que desean serlo les aconseja aprovechar las prácticas para encontrar las áreas que les apasionan y preguntar todas sus dudas a sus asesores y catedráticos, tal como ella hizo en sus prácticas internas en la Clínica de Atención Psicopedagógica y Psicológica y en las externas durante cada interciclo. Además, incentiva a que investiguen y posean una mente abierta, pues cada persona y familia es un mundo.