Publicado por: UNIS
Gustavo Morales, un estudiante en su último año de Ingeniería en Electrónica y Telecomunicaciones en la Universidad del Istmo (UNIS), ha tenido experiencias que van más allá del aula y que no solo le han mostrado el impacto de su carrera en el mundo real, sino también lo que significa trabajar bajo presión en entornos laborales complejos.
“Cuando hice mis prácticas en la fábrica de Nestlé en Sacatepéquez, mi enfoque era la electrónica. Mi tarea principal fue crear un manual de prevención de fallas para los robots colaborativos que ayudan en el área de empaque”, recuerda Gustavo. Ahí aprendió lo crucial que es tener un buen mantenimiento de estas máquinas, pero esa fue solo una parte de la historia.
Este año, sus prácticas le llevaron a un nuevo reto: el mundo de las telecomunicaciones. “En el departamento de IT, no solo aprendí sobre la parte técnica de las telecomunicaciones, sino también a gestionar equipos y distribuir cargas de trabajo. Una caída de energía, por ejemplo, puede poner todo en riesgo. Recuerdo una vez cuando tuvimos que reiniciar los sistemas desde cero, lo que significaba conseguir permisos locales e internacionales para levantar servicios en la nube”.
Para Gustavo esa experiencia le reafirmó lo que ya intuía: “Las empresas dependen totalmente de las telecomunicaciones. Si la red se cae, todo se detiene. Puede perderse la data en plena producción”. Esta realización lo llevó a ver su carrera con nuevos ojos, reconoció que no solo es una cuestión técnica, sino también una de responsabilidad en mantener las cosas funcionando.
Más allá de lo técnico, otra lección clave fue el trabajo en equipo. “Me di cuenta de que cada persona en un departamento es esencial. Si una pieza falla, el sistema entero puede colapsar”. Y aunque en la universidad las fallas son parte del aprendizaje, en el mundo laboral las cosas son diferentes. “En la U, los errores son permisibles, pero en el trabajo real, pueden detener toda la producción”.
Gustavo también resalta el valor de la comunicación clara, “mi asesor académico siempre me dijo que no diera por sentado que todos sabían lo mismo que yo. Durante mis prácticas, me aseguré de comunicarme bien y aprendí mucho de los demás”.
Este tipo de experiencia en el mundo real fortalecen y empoderan a un futuro ingeniero en electrónica y telecomunicaciones, porque entienden el potencial de su carrera y el impacto que provocan directo en el día a día de una empresa.
Fotografía: Gustavo Morales
Fotografía: Gustavo Morales