¡Gracias Don Alberto!

La mayoría de estudiantes, catedráticos, personal administrativo y de mantenimiento que conocimos a Don Alberto Vega, tenemos por lo menos una anécdota con él. Fue confesor, guía espiritual o Capellán, para mí, profesor de Teología, yo para él “su Abogada” aunque apenas estuviera en segundo año de la carrera, él veía en mí algo que mi mente no lograba concretar.

Los recuerdos que cada uno guarda en su memoria y corazón no puedo imaginar lo especiales que son. Personalmente, escribo estas breves palabras para compartir la forma en que lo recordaré. Primero con su acento tan particular, su mirada tranquila, la forma con la que con su sonrisa conectaba con nuestros corazones y cómo la misma iluminaba a cualquiera en un mal día. Sus consejos, su felicidad, su saber estar, su pasión por los jóvenes, su paciencia en clase ante miradas y gestos de interés y desinterés.

Gracias Don Alberto por enseñarnos sobre el tema más importante, no sólo en clase sino también con el ejemplo. Por animarnos a seguir por el buen camino y a perseverar. Gracias por hacernos sentir a cada uno tan especial. Por creer en nosotros cuando ya no teníamos fuerzas para continuar, por simplemente estar ahí y darnos paz.

Estoy segura que nunca faltamos en sus oraciones y ahora que está en el cielo seguro intercederá por nosotros. ¡Un abrazo hasta el cielo!