María Inés Gaytán: “Las prácticas de Psicopedagogía Clínica han cumplido mis expectativas y más”

Un avioncito de papel con  calcomanías y un escritorio lleno de marcadores, lápices y pompones; así es como  María Inés Gaytán prepara el material para sus prácticas. Ella cursa su segundo año de Psicopedagogía Clínica #AquiEnLaUNIS para convertirse en una profesional de la educación.  

Desde pequeña, a Inés le gustaba interactuar con niños y hacer diagnósticos, así que cuando vio por primera vez el pénsum de la carrera en la Universidad del Istmo (UNIS), no dudó en solicitar su admisión. “Lo que más me encantó fue la parte de la clínica, empezar a hacer prácticas desde el primer año”, recordó. 

Su primer paciente fue un niño de nueve años diagnosticado con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDHA). “El primer día estaba nerviosa, pero después ya no podía esperar a la siguiente cita”, dijo. La UNIS cuenta con su propia Clínica de Atención Psicopedagógica y Psicológica, que busca  atender a cualquier persona que lo necesite. 

Este año, Inés tiene a tres pacientes y asiste dos veces a la semana a la clínica. Además, cuenta con la supervisión de su asesora, quien le da retroalimentación de su trabajo y le brinda otras herramientas que aplica durante las sesiones. Para ella, la experiencia que obtiene al tratar con los niños es una de las más enriquecedoras. Al mismo tiempo que se perfecciona como profesional, puede dar un servicio a la comunidad. Ha aprendido que, aunque el diagnóstico sea el mismo, cada niño es diferente. También ha desarrollado virtudes como la responsabilidad y la organización.

“Las prácticas han cumplido mis expectativas y un poco más”, expresó. Nunca se imaginó la carga de trabajo que lleva la elaboración de materiales, los expedientes y las pruebas, pero tampoco imaginó la emoción que sentiría con cada uno de los niños. 

La Lcda. Laura Hernández, coordinadora de Psicopedagogía Clínica, comentó: “Siempre les digo a mis alumnos que tratan a personas reales con problemas reales”. Según Inés, es imposible olvidar al primer paciente, pues es con el que se aprende que no es solo ayudar al aprendizaje de un niño, sino ayudar al desarrollo del país.