Ser esperanza para las familias: La inspiración de la Lcda. Isabela Hernández
La Lcda. Isabela Hernández Figueroa es psicopedagoga clínica graduada por la Universidad del Istmo y actualmente está terminando una maestría en Aprendizaje, Desarrollo y Cognición. Trabaja en la Universidad del Istmo como Asesora de Práctica Clínica, orientando a los estudiantes en el manejo de sus casos clínicos. “Elegí mi área de expertise porque me gusta mucho trabajar con niños y me considero una persona didáctica, que disfruta de ayudar. Cuando estaba en el colegio vi una película sobre un niño con dislexia que me impactó y me motivó a en un futuro prepararme para cambiar la vida de muchos niños”, nos cuenta la Lcda. Hernández.
La Lcda. Hernández tuvo una experiencia universitaria muy positiva. Nos comenta que su casa quedaba lejos del campus Fraijanes, en San Cristóbal, y a pesar de la distancia, cada trayecto valía la pena. Para ella, la universidad le dio una gran formación teórica que aún utiliza, pero sobre todo valora el conocimiento práctico que adquirió a través de las prácticas clínicas desde su primer año de carrera. “Es lo que más me ha servido, ya que atendí e investigué sobre distintos casos clínicos de pacientes de todas las edades. También conocí de primera mano distintos trastornos cómo autismo, TDAH, dislexia, etc, lo que me permitió tener una mejor idea de en qué me quería especializar”, explica la Lcda. Hernández. Ahora que es Asesora de Práctica Clínica para los alumnos, se da cuenta de todas las ventajas que tener una clínica propia en la universidad representa para los estudiantes. Explica que se les dan varias herramientas y oportunidades: desde las pruebas psicométricas para el diagnóstico hasta la asignación del caso en función de lo que ya han trabajado, de manera que puedan conocer una variedad de condiciones y aprender de todas ellas, así como decidir qué es lo que más les llama la atención para especializarse.
Por otro lado, según la Lcda Hernández, la Clínica de Psicología y Psicopedagogía de la UNIS tiene sus propios canales para buscar a los pacientes. “La mayoría de nuestros pacientes son de un nivel socioeconómico bajo o medio bajo, por lo que el trabajo que se hace con ellos es un ganar-ganar. Se les cobra algo significativo o con base en lo que puedan pagar y así el niño se beneficia enormemente y el estudiante también. Tiene un sentido social muy profundo”, comenta la Lcda. Hernández. Para ella como profesional también tiene grandes ventajas pues le permite aprender de los casos que supervisa, así como de los alumnos. “Me permite ser testigo de cómo un niño puede cambiar para bien después de haber estado en clínica, o de cómo una practicante de primer año es esperanza para tantas familias que se sienten solas”, comenta.
La hoy psicopedagoga nos explica que su inspiración diaria es el valor de la persona humana, a la que considera igual de digna en toda circunstancia. “Lo que inspira mi día es dar el máximo esfuerzo por todos aquellos que ven una esperanza en mi desempeño profesional”, asegura. Por esta convicción la Lcda. Hernández es también activista provida y coordinadora general de AFI Joven, además de haber cursado diplomados en el ámbito del aborto y políticas públicas. Si hoy pudiera dar un consejo a los alumnos de la Facultad de Humanidades, los animaría a no olvidar la razón de ser de la carrera y la pasión que los motivó a estudiarla. “Se están preparando para algo muy grande: dejar una huella positiva en la vida de muchos niños. Estudien, entonces, lo mejor posible”, concluye la Lcda. Hernández.