Trabajo clínico en pandemia: Una vocación de servicio que crece con las pantallas

Los apretones de manos marcaban el inicio de cada cita que los psicólogos y psicopedagogos de la Universidad del Istmo (UNIS) agendaban con sus pacientes. Hoy, luego de un 2020 convulso y sorpresivo, los saludos se transformaron y empezaron a viajar a través de las computadoras y los celulares. Los estudiantes de la clínica adoptaron el teletrabajo, pero comparten el espíritu que mantenían antes de la COVID-19: siguen ofreciendo atención de calidad y apoyo especializado para construir una sociedad más fuerte.

La Lcda. Laura Hernández, coordinadora de la licenciatura en Psicopedagogía Clínica, explica que la Facultad de Humanidades (FHUM) adoptó la práctica a distancia para asegurar la seguridad de sus estudiantes y pacientes. “Esta nueva mecánica aplica a los alumnos que cursan su último año, pues están próximos a enfrentar el mundo laboral. Así salen más preparados, suman más experiencia y nunca dejan de ayudar a las personas”, comenta.

Para la estudiante Clara Contreras, del último año de Psicopedagogía Clínica, las intervenciones virtuales suponen un reto importante para el aprendizaje de los niños y las niñas. Así lo cuenta: “Como no los tenemos enfrente, necesitamos poner todo nuestro esfuerzo y compromiso para observarlos y conseguir el respaldo de sus padres. Pero vale la pena cuando vemos los logros”.

Esos resultados también los alcanzan los psicólogos y psicopedagogos de segundo y tercer año. La Lcda. Hernández menciona que ellos pulen sus habilidades prácticas a través de casos hipotéticos y anónimos, que fueron atendidos previamente por otros universitarios. Daniela Ortega, alumna de Psicología Clínica, reconoce los beneficios de esta dinámica: “Me sirve bastante porque aprendo a analizar los hechos con mayor profundidad y trabajar con la información de la que dispongo”.

Durante el primer semestre de 2021, los futuros profesionales de la FHUM asisten a más de 60 pacientes en la clínica. Las autoridades de la UNIS aún evalúan cómo será la metodología del siguiente ciclo, pero tienen la certeza de que preservarán una constante: la vocación de servicio frente a las personas.

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