Un recorrido por el film: Mil veces buenas noches y su relación con la situación actual
Mil veces buenas noches (1,000 Times Good Night) es una película de 2013, que se centra en Rebecca, una de las fotógrafas de guerra y lugares en conflicto más reconocidas en el mundo. Está dirigida por Erik Poppe, reconocido por películas como: La decisión del rey y Mil veces buenas noches.
Tras ser gravemente herida en una misión en Kabul, cuando fotografiaba a una mujer suicida, Rebecca se debe enfrentar a una tormenta emocional importante cuando su marido se niega a tolerar más su profesión, ya que la pone en riesgo. Él y sus hijas necesitan a Rebecca, pero ella “ama tanto a su familia como a su trabajo.”
Dada la emergencia sanitaria por el Covid-19, en la que está sumergido el mundo, decidí traer una película con la que podemos tener pequeñas analogías con lo que estamos experimentando cada día.
En esta película autobiográfica del director Erik Poppe, trae a la vida su propia historia como fotógrafo de guerra. Pero le da un giro a su propia historia y es quizás una de las mejores decisiones que pudo tomar al cambiar el personaje protagónico por una mujer, la cual es interpretada por Juliette Binoche (ganadora del Oscar). El rol de su esposa pasa a manos de Nikolaj Coster-Waldau (Juego de Tronos).
El film nos sumerge en una profundidad emocional cuando el personaje de Juliette Binoche debe elegir entre la pasión por su trabajo y el amor a su familia. Pero, esta decisión es más difícil de lo que pareciera. La decisión lógica sería elegir a su familia, no complicarse y ahí terminaría la película.
Sin embargo, cuando nos adentramos en el personaje de Rebecca nos damos cuenta de cuál es el motivo por el que ella sigue persiguiendo su profesión. Rebecca, desde pequeña, está enojada con un mundo que le presta más atención a la farándula que a lo que está ocurriendo afuera y, de alguna forma, siente que esta es su manera de llamarles la atención. Además de pedirles que se enfoquen por un momento a esta parte del mundo, en donde hay mujeres preparadas para convertirse en bombas, donde guerras siguen destrozando la vida de miles.
Todo el elenco hace un excelente trabajo ayudando a Binoche a transmitir esta discusión. Nikolaj Coster-Waldau nos trae un esposo preocupado por su matrimonio y por sus hijas. Se ve forzado a pedirle que renuncie al trabajo, ya que puede dejar a sus hijas sin una madre. Su hija Steph (Lauryn Canny) intenta entender a su madre y quizás no lo logra del todo, pero llega a aceptar lo que ella siente que debe hacer para cambiar el mundo.
De esta película podemos sacar una analogía sobre los trabajos que representan un riesgo personal al realizarlos. Hoy, debido a la pandemia tenemos miles de doctores cumpliendo al máximo con el juramento que hicieron, tomando medidas para asegurar su bienestar y el de sus familias. Aunque el trabajo de fotógrafa de guerra de Rebecca y el de un doctor son quizás dos mundos distintos, es imposible no comparar la ferocidad con la que llevan sus labores al decidir continuar adelante con sus deberes a pesar de poner en riesgo su propia vida. Un film que nos alienta a discutir este tipo de situaciones y valorar las profesiones que día a día sirven al país.