Emplear la belleza como un puente entre carreras universitarias

Publicado por: Carmen Maldonado Valle

Futuros ingenieros, arquitectos, periodistas, abogados y aspirantes a muchas otras profesiones caminan todos los días por los pasillos de la Universidad del Istmo (UNIS). Varios no se conocen, pero hay quiénes sí llegan a hacerlo a través de una pasión compartida: el arte. 

La búsqueda de la belleza llevó a los alumnos a interesarse cada vez más por las obras que hay a su alrededor, en cada pared, a cargo del Museo UNIS Rozas-Botrán (MURB) y despertó en ellos la disposición no solo para admirar el arte, sino también para conservarlo, explicarlo a otros y animar al resto de la comunidad universitaria a descubrirlo. ¿Cómo? A través de los talentos lanzados por el museo a los que se inscribieron los 55 estudiantes para formar parte de su misión. 

Uno de los primeros talentos que impulsó el MURB fue el de guías de museo, a través del cual se empoderó a los jóvenes para conocer la museografía y convertirse en los líderes de las visitas a las obras. Comenzaron a aprender sobre las técnicas utilizadas, sus autores, los mensajes detrás de las piezas y luego fueron ellos quienes comenzaron a transmitir ese conocimiento a los demás a través de recorridos a alumnos, profesores, niños, ancianos y todo aquel interesado en conocer más sobre la belleza.

Su esfuerzo fue tal, que incluso se condecoró por contribuir con uno de los objetivos del museo: llevar el arte a todos. De hecho, no fue el único talento que tuvo éxito, pues otros estudiantes se anotaron para el cuidado y prevención de obras de arte, donde aprendieron cómo conservar las piezas en buen estado, cuál es el procedimiento para preservar sus materiales, cómo monitorearlas para procurar su bienestar, qué hacer en caso de emergencias o cuáles son las alertas tempranas para prevenir daños en una obra.

“Estos alumnos se convirtieron en parte fundamental de la museografía porque la hicieron suya y se convirtieron en sus guardianes”, cuenta la licenciada Dámaris Mejia, coordinadora del MURB. “Se dividieron los edificios y a diario revisaban la temperatura de sus obras asignadas, el estado de los vidrios, las condiciones de los marcos y todo lo relacionado con las piezas. Las cuidaron como propias”, añade.

Este esfuerzo, además de ser diario, requería prepararse a través de clases semanales, talleres con artistas, capacitaciones con expertos en conservación, entre otros especialistas. También rindió fruto a través de la elaboración de manuales de comportamiento para resguardar el MURB y señalética.

Tal fue el éxito de estos talentos, que el museo dispuso abrir uno más, llamado Comunicación MURB. En este, los alumnos exploraron nuevas narrativas para dar a conocer la museografía a través de catálogos que no solo sirven para hacer accesible el arte, sino también funcionan como una memoria tangible de la institución. Para hacerlo, recibieron clases de fotografía y composición.

“El MURB tiene un compromiso muy grande con su brazo educativo porque creemos en que la formación de nuestros alumnos debe ser integral y eso no puede lograrse sin acceder a la belleza”, sostiene el magíster Aldo Bianchi, director del museo. De acuerdo con él, comprometerse con el arte contribuye con una mejor comprensión de las humanidades, parte fundamental de la estructura curricular de la universidad.

Los talentos volverán a abrirse en 2024 cuando la nueva museografía esté disponible en el campus. Para no perderte las inscripciones, está atento a las redes sociales del museo con el usuario @murbgt

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