Los colores de Guatemala que dan vida a las obras de Eddin Cay

Publicado por: Gérman Gómez

Eddin Cay es un artista que descubrió la pasión por el arte en su pueblo, Sumpango, Sacatepéquez. Él creció rodeado de la naturaleza y de los colores que ella evoca. Sin dejar, por un lado, la inspiración que le generan las tradiciones autóctonas de la región. En la actualidad, mantiene dos obras en exposición en el Museo UNIS Rozas-Botrán (MURB).

 

Los trajes típicos también figuran como fuente de creatividad para ejecutar sus obras de arte abstracto. La tarea artística que realiza en cada pieza es compleja, según cuenta, pues en muchas ocasiones no sabe qué desea construir. Sin embargo, Eddin siempre mantiene el “deseo de plasmar el color de Guatemala en sus lienzos y dejarlos plasmados para el futuro”.

 

Asimismo, explica la versatilidad de sus ideas, las cuales pueden cambiar durante su realización.  “Me gusta pensar que no hay nada escrito, todo puede cambiar, y ese es mi arte. No saber el misterio que encontraré en mis colores”, comenta.

Los colores de Guatemala que dan vida a las obras de Eddin Cay

Fotografía por: Eddin Cay

El artista detrás del color

Eddin se consideraba introvertido hasta que se adentró en el mundo del arte: “a través de mis colores puede decir tantas cosas sin mencionar una sola palabra”. Los sueños de su arte abstracto no se quedan atrás, ya que mantiene el anhelo de ser conocido internacionalmente. Indica que “el camino del arte no es fácil, pero he conocido a tanta gente gracias a él”.

 

Los colores plasmados en cada obra de Eddin tienen un propósito: hacer que su público se conecte con el color, y por medio de eso puedan conversar; «soy el artista de abstracción guatemalteca, pues en mis obras creo abstracciones inspiradas en el color, tradiciones, paisajes y trajes típicos de Guatemala”.

Obra de Eddin Cay

Fotografía por: Eddin Cay

Los pasillos que recorrí como estudiante

La Universidad del Istmo (UNIS) fue la casa de estudios de Eddin cuando cursó la licenciatura en Diseño Gráfico. Antes recorría los pasillos de la universidad con otras piezas de arte, las cuales contemplaba con gran admiración. Sin embargo, tenía el deseo interno de que “algún día sus obras fueran parte de las exposiciones del MURB”. Hoy puede decir: “¡lo logré!”.

 

Agrega que le gusta la idea de compartir lo que hace con personas jóvenes, como los estudiantes que recorren el museo de la universidad. Así, ellos podrán tomar inspiración de las obras del arte abstracto. “Los universitarios son el futuro; puede que de allí salga un coleccionista o un comprador; nunca se sabe”, concluye.

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